“Quiero que mis cuadros puedan ser disfrutados por mucha gente y se queden en España, pero lo que más me importa es que mi hijo trabaje de una vez. No ha trabajado ni un puto día de su vida de millonario consentido”. Ha declarado la baronesa que lo quiere como si lo hubiera parido. 

El contrato de alquiler, que firmará Manuel Rodríguez Uribes, ministro de Cultura, garantizará la devolución de Mata Mua, de Paul Gauguin, al museo público, de donde Cervera se lo llevó a Andorra para que lo tuviera el Rubius el pasado mes de junio. A parte del alquiler de 6.5 millones de euros al año, la baronesa ha exigido un trabajo de asesor de lo que sea para su hijo Borja, y el ministro ha declarado “le daremos un puesto para que tenga la obligación de ir a algún sitio, despacho o lo que sea, los días que se levante de la cama y no vaya al gimnasio, claro”.

En cuanto a los cuadros que tenía escondidos en paraísos fiscales para no pagar impuestos, Tita ha dicho “¡Ay va, han aparecido!” Meses antes había hecho desaparecer de las salas dedicadas a su colección tres obras de Degas, Hopper y Monet. Según este, el Estado alquilaría la colección con la condición de no excluir del trato Mata Mua, de Paul Gauguin que ahora está en casa del Rubius en Andorra, y lo tiene colgado en el cuarto desde el que se graba haciendo el idiota. A cambio, en la decimoquinta renovación del préstamo, Caballos de carreras en un paisaje (1894), de Edgar Degas; El ‘Martha Mckeen’ en Wellfleet (1882), de Edward Hopper, y el Puente de Charing Cross (1899), de Claude Monet, salieron el 30 de enero de 2019 del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Cervera excluyó tres pinturas para su venta para irse de vacaciones y tener algo de “cash», “Después del estrés de firmar tanto papeleo te quedas exhausta”. Ha dicho después de que el acuerdo está más cerca “lo que más le importa de este trato, es que Borja tenga un trabajo para que se vaya de palacio y se lleve a la zorra de su mujer que se me come las galletas, y también promover la cultura, como no, el alquiler que he pedido es un precio simbólico para que la gente pueda disfrutar de esas maravillas que me han costado una pasta. Bueno a mí no, a mi marido”.