Aparecen dos páginas inéditas del diario de Ana Frank con frases como “Nazis, me coméis el coño de Judía ¡Hijos de la gran puta!”
Las páginas 78 y 79 de Kitty, como llamaba Ana Frank a su diario, eran un enigma. No se podían leer porque tenían tachones y papel de estraza pegado. Gracias a un procedimiento fotográfico de la hostia, la fundación Ana Frank de holanda ha presentado este martes unos pasajes en los que la adolescente, de 13 años, se preguntaba quienes eran estos nazis, qué querían de ella y a los que deja unas bonitas palabras. Son reflexiones propias de su edad que arrojan nueva luz sobre su personalidad.
“¡Nazis hijos de puta! ¡Me coméis mi coño de Judía que lo tengo revenido porque no nos alimentáis y no nos duchamos!” Son algunas de las frases que se han podido leer. “¡Como os coja a solas, os reviento! ¡Cabrones de mierda! ¡Me dais un asco que no os puedo ni ver con vuestros desfiles de mierda y vuestras botas brillantes! ¡Gilipollas de los cojones! ¡El paso de la oca es de subnormales! ¡Sois una panda de deficientes mentales por intentar eliminar en vuestros laboratorios a minusválidos para el proceso de selección de la raza de retrasados mentales que sois! ¡Qué os jodan! ¡No tenéis ni puta idea de qué va la vida! ¡Me vais a comer el orto y me lo vais a dejar limpio para revista! ¡Putos Nazis de mierda!»
Y acaba en la segunda página con unos párrafos dedicados al «führer»: Hitler, tanto que defiendes la raza aria, eres pequeño, un enano con el pelo negro churretoso y los ojos oscuros. Si nadie se atreve a decírtelo, ya te lo digo yo: ¡No eres rubio, no tienes los ojos azules y no eres alto! ¡Mírate al espejo! ¡Imbécil! ¡Eres ario por los cojones! Por cierto, en la panda de tarados que te rodea, no te has fijado bien, pero hay gordos, enanos tullidos y pelotas, vamos, unos putos “frikis”. ¡Si te pillo te meto la esvástica por el culo y te la saco por la boca y te dejo empalado en el Reichstag! ¡Anormal! ¡Ojalá os revienten los rusos y se os follen a todos!
Así hasta un total de 1000 frases con calificativos cariñosos que esta pequeña de 13 años les obsequió a sus captores en sus memorias antes de morir. El estilo depurado y elegante de estos testimonios, hacen de su diario, una literatura exquisita de obligada lectura para entender la historia contemporánea de este último siglo.
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