Pauner reconoce que se hizo montañero para no aguantar a la gente.
“La gente es muy pesada, y cuando estás ahí arriba no ves a nadie que no quieras ver. Y aunque a veces puedas sentirte muy solo, no tienes que soportar las gilipolleces de la peña. No es que la gente me caiga mal, es que no los aguanto simplemente. Ahí arriba puedes estar horas y horas sin hablar con nadie, incluso días. Es lo que más me gusta de coronar ocho miles. Mañana igual me levanto con ganas y me piro otra vez. ¡No me hagas más preguntas! ¡Coño!”
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