Yoda se encontraba con Luke en una siniestra zona pantanosa cenando en un velador gastro Bar llamado «Diverxo Tenebroso». De primero tomaron cuencos de engrudo deconstruido, de segundo patas de biccho estelar al corte láser y de postre unas rayitas de la fuerza en polvo deshidratado. Con la euforia se le soltó la lengua y le dio el punto de contarle secretos milenarios sobre unas galaxias lejanas… muy lejanas…

“Luke. Pilla consejo de master a padwan: De la fuerza olvídate. Con el dinero más comprarás que con esa mierda que tienes que estar todo el día concentrándote sin poder hacer nada porque enfadar no te puedes. Además, el lado oscuro siempre dando por el culo está. Lo mejor del otro lado es que puedes sin hacer cola entrar en las discotecas de moda y acceso tener a las zonas VIP donde las tías buenas están. Pero si tienes guita, las puertas se abren igual. Así que hala, pilla la pasta de tu hermana la princesa Leia y a pasarlo bien. Y qué la fuerza te acompañe…” “¡Y una polla! ¡Enano gorrón!” Le contestó Luke con un tono desenfadado “Esta vez la cena la pagas tú. Que con la excusa de que que soy el aprendiz y tú un caballero Jedi, y como tal no llevas bolsillos en la batamanta, nunca llevas un puto duro encima y siempre pago yo. Emplea tu poder mental para salir por patas, aunque te arriesgues a caer al lado oscuro  y fiesta. ¡Puto rata! Además, anda que no es caro de cojones este sitio que has elegido. Para unas putas patas de bicho estelar  y dos chorritos espolvoreados por encima de limoncillo dexosigenado al helio de mierda, te clavan que no veas y encima te quedas con hambre.”