Encuentran un área de descanso para extraterrestres en Guadalajara.
El área lleva años dando servicio en secreto a los platillos volantes no identificados cuando los marcianos vienen de visita a la tierra para llevarse gente para estudiarla. Les limpian los parabrisas, les dan presión en las ruedas, las de repuesto, y les miran los niveles de aceite, si es que lo pierde. Los operarios están muy contentos porque dejan muy buenas propinas que podrán utilizar el día de mañana cuando nos invadan.
Uno de los trabajadores de la estación de servicio ha confesado “Los marcianos son gente muy agradecida. Tan pronto te meten un dedo por el culo como te chupan el alma, pero luego te la devuelven rejuvenecida. Lo que es de agradecer. En los ochenta nos pegaban alguna hostia porque estaban muy cabreados por culpa de películas como ET. Que no les gustó nada. Se quejaban de que en el cine nunca les hacen justicia. Ellos son verdes, sí, pero no tan feos como el puto enano ese que parece una mierda. En una abducción tonta, les dimos la dirección de Steven Spielber y le hicieron una visita para forrarlo con antenas parabólicas. Alguna se la introdujeron por detrás y se quedó dentro, creando un campo magnético a su alrededor que movía cámaras, grúas y todos los objetos que tenía cerca en el set de rodaje complicando bastante la grabación. De ahí le vino la inspiración para el guión de la película Poltergeist.”
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