Por lo visto, la perrita Laika enviada al espacio por los rusos en 1957, mandó mensajes de socorro desde su nave y han llegado ahora vía ouija.

Iker Jimenez ha investigado el caso y ha aclarado que por algún tipo de misterio, la materia oscura retiene los ladridos de un perro en una malla elástica de energía, y los lanza a los años de manera misteriosa.

El mensaje cifrado que se ha recibido ha sido ¡Guau! ¡Guau! y ha sido traducido por el encantador de perros. Dice que no está muy claro, porque venía con interferencias, pero puede ser una de estas dos frases ¡Hijos de puta! ¡Venir a buscarme! o ¡Aún os estoy esperando¡ ¡Hijos de perra!