Keira Knightley se compra un colorete que promete alargar la forma del rostro y al quitárselo no le vuelve en sí.
Keira reconoce que la forma de su cara es demasiado redonda. Al ver una publicidad en una tienda, compró un colorete que prometía alargar el rostro, se lo puso y consiguió un estilo más achatado. Pero cuando se lo quitó al volver a casa no le volvió en sí y ahora los gorros le bailan en la cabeza. Se ha gastado una fortuna en pamelas y no sabe que hacer con ellas, a parte de que el gorro de pirata ya no le vale y no podrá hacer más películas en el caribe. Ha contratado un abogado para las oportunas reclamaciones.
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