Está muy deprimido porque ahora que no tiene dinero porque no se venden los pisos que ha construido, las putas no lo quieren y su camello no le pasa nada. Ha declarado “Antes todo era cariño papi, amor, y ahora ni me cogen el teléfono. Cuando llevaba el fajo encima todo era una fiesta. Mi camello, que él decía que era mi mejor amigo, no me deja a fiar ni un gramo ni medio. He ido al Santander para pedir un crédito porque vi un anuncio que decían que querían ser mi banco, y tampoco me dan pasta para vivir decentemente. No sé qué voy a hacer como esto siga así. Nunca pensé verme en estas circunstancias tan dramáticas. Me tendré que prostituir y trapichear para irme de putas y tomar alguna droga. Ni manolo el del bar de la esquina me fía un chupito. Tendré que hablar con el pequeño Nicolás para que me consiga un contrato para construir algún oleoducto y ver la luz al final del túnel.”