Francisco Marhuenda se fue a confesar a una iglesia católica con el padre casto, un amigo intimo de recogimiento, y luego se quedó genuflexionado a rezar por España y la razón.

Al salir, habló con los pobres que pedían en la puerta y les dijo que estaba arrepentido con tanto defender al PP y les dio un sermón corpore in situ “Chicos. Puede que alguien en misa haya pillado algo del cepillo en lugar de echar, porque al pasarlo por los bancos me he dado cuenta de que no se llenaba igual y no pesaba lo mismo que otras veces. Mi instinto de periodista me dice que son afiliados del PP, y puede que hasta algún dirigente comarcal de estos que administran fondos buitre haya cogido algo. No estoy seguro pero he sentido un estremecimiento en la fuerza. No obstante no se lo digáis a nadie.” Y los ha dejado con un palmo de narices, la mano vacía y una mirada triste y perdida. “¡Puto facha rata! ¡Estos de derechas son todos de la virgen del puño!” Ha dicho un pobre mientras Marhuender se iba cantando “In singuing in the rain…”
Aún así, ha defendido a su amigo Mariano porque pone la mano en el fuego de que él de todas estas mierdas no sabe nada. De hecho, piensa que Mariano no se ha enterado de nada en estos cuatro años, y que se entera de lo que pasa en España cuando lee la prensa en el baño cuando está cagando. Ha concluido para sus adentros “En esa posición y con los pantalones en los tobillos no se puede tener la culpa de nada.”